viernes, 21 de mayo de 2010

Foto de familia, por Reinier Perez-Hernández



Mis padres y mis hermanos estaban de tránsito en Moscú, sólo que ignoro si iban para o regresaban de Ulán Bator, donde vivieron dos o tres años. Tengo que preguntar. Si fue a mediados de 1973, tal vez entonces ya yo me encontraba en el vientre de mi madre.

Resulta una típica foto de familia en un lugar histórico, como para recordar que “ahí estuvimos” o reflexionar sobre las “plazas”. Años después, en otra plaza, la de Tianamén, en Beijing (Pekín, según la RAE), estamos todos –papá, mamá, mis hermanos y yo–, con la famosa entrada a la Ciudad Prohibida al fondo y el retrato de Mao.

Recuerdo otra: en Berlín, cerca de lo que llaman Isla de los Museos. Ya no es plaza alguna, sino un puente sobre el río Spree, que –pienso ahora– pudiera conducir hasta el Museo en que se encuentra el altar de Pérgamo –hablo en subjuntivo pues mi memoria me falla–. Quizás haya otras, en una estación de tren en Irkutsk o en un castillo de Bratislava, cerca del Danubio.

Hoy, 18 de mayo de 2010, estoy en Maguncia, a orillas del Rin. Mi hermano mayor vive en Miami; el otro anda por ahí; mi padre está en su casa de Marianao y mi madre me espera en Nuevo Vedado.

Una copia de esta foto está en los álbumes de la familia, allá en La Habana, pero esta me llegó a través de Cuquito, tía abuela mía que murió hace unos años en Artemisa, de donde son mis abuelos. De ella recibimos como herencia una vieja caja amarilla con fotos de toda la familia. Esta copia se la regalé a mi hermano mayor.

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